viernes, 1 de septiembre de 2017

San Agustín "Confesiones" Libro 10 Capítulo 27

 

CAPÍTULO 27

Cómo la hermosura de Dios arrebata hacia sí al hombre

38. Tarde os amé, Dios mío, hermosura tan antigua y tan nueva; tarde os amé. Vos estabais dentro de mi alma y yo distraído fuera, y allí mismo os buscaba; y perdiendo la hermosura de mi alma, me dejaba llevar de estas hermosas criaturas exteriores que Vos habéis creado. De lo que infiero que Vos estabais conmigo y yo no estaba con Vos; y me alejaban y tenían muy apartado de Vos aquellas mismas cosas que no tuvieran ser si no estuvieran en Vos. Pero Vos me llamasteis y disteis tales voces a mi alma, que cedió a vuestras voces mi sordera. Brilló tanto vuestra luz, fue tan grande vuestro resplandor, que ahuyentó mi ceguedad. Hicisteis que llegase hasta mí vuestra fragancia, y tomando aliento respiré con ella, y suspiro y anhelo ya por Vos. Me disteis a gustar vuestra dulzura, y ha excitado en mi alma un hambre y sed muy viva. En fin, Señor, me tocasteis y me encendí en deseos de abrazaros.
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"Mientras creamos que el MUNDO EXTERIOR es más real que el MUNDO INTERIOR,
siempre usaremos los MISMOS CIRCUITOS del cerebro, para procesar esa información".
Dr Joe Dispenza. Tu Mente Inmortal.

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